Presentamos el mundo virtual de TheSushiDragon. Y solo lo estamos transmitiendo.

Stefan Li está jugando con una cámara pegada a un aeropatín programado para rodar a sus órdenes.
No funciona.

“La cámara ha muerto oficialmente”, afirma Li, más conocido en Twitch como TheSushiDragon, donde tiene más de 260 000 seguidores. Son los primeros momentos de una transmisión entre semana a finales de octubre, Li está preparando su equipo mientras sus espectadores comienzan a conectarse al chat. Está usando comandos de voz para transitar entre su disposición multicámara. Pero la Cámara Uno del aeropatín sigue dando problemas. “Cámara Uno DEP”, dice. De repente, la Cámara Uno cobra vida. “Oooh, todavía vive”, grita Li, mientras la vista cambia a la perspectiva de la Cámara Uno rodando detrás de él. “Genial, podemos empezar”, les dice Li a sus fans mientras comienza la transmisión.

Dificultades técnicas como esta no suponen un contratiempo para las transmisiones en directo de TheSushiDragon. Es parte de la diversión. Su canal es un programa de variedades futurista con un solo hombre. Imagina esto: Durante su transmisión, Li usa gafas inteligentes Vuzix donde ve proyecciones holográficas de los monitores de su ordenador. Atada a su pecho hay una pantalla que va mostrando el chat de Twitch en directo, junto con una cámara réflex digital que también le da a su audiencia un punto de vista en primera persona. En sus manos tiene dos mandos con docenas de botones que le permiten dirigir audio y vídeo para poder crear efectos especiales sobre la marcha. Y, por supuesto, está la cámara robot del aeropatín, que puede ir intercambiando para lograr una experiencia envolvente de 360 grados con varias cámaras.

“Todo se hace principalmente con velcro, pegamento e imanes”, nos cuenta Li unos días después de la transmisión con una Cámara Uno tiquismiquis. Cuando no está transmitiendo, Li se parece menos a un cíborg, y en lugar de amanecer en su plataforma tecnológica, lleva una chaqueta diseñada por él mismo. Es una chaqueta creada desde cero, como su canal de Twitch. “Mi programa se basa en el concepto de que lo que siento yo, lo sientes tú. Es mi manera de crear contenido auténtico. No hay ningún intermediario que me diga qué hacer. Mi cuerpo es la cámara. Lo controlo todo, audio, vídeo... Todo está en mis manos”.

Con el control en sus manos (y las cámaras en su cuerpo o en el aeropatín), Li tiene libertad para recorrer el espacio en el que transmite, un almacén de 740 m² en Montana, donde se mudó desde Los Ángeles en busca de más espacio en 2020. El almacén es a partes iguales un laboratorio de I+D de robótica, una tienda de electrónica de consumo y un parque infantil para adultos, con paredes con cromas, karts, torsos de maniquí sobre plataformas motorizadas, monitores móviles gigantes, máquinas de humo y un dragón hinchable.

Los programas de TheSushiDragon suelen mostrar a Li probando estos juguetes de tecnología de consumo mientras chatea con su audiencia, parándose de vez en cuando a bailar y crear videoclips protagonizados por él mismo. Hay entrevistas. Hay minijuegos. Hay un ambiente constante de cómico de comedia alternativa, inspirado por héroes de Li como Eric Andre y Jim Carrey.

Con toda la tecnología y la dirección multicámara de alto presupuesto de su transmisión, se podría pensar que Li tiene un título en cine o robótica. Pero no es así. Hace unos años trabajaba en el outlet de una cadena de tiendas de ropa.