Las hermanas Alexandra y Andrea Botez se convierten en superestrellas jugando al ajedrez en Twitch

Las hermanas Alexandra y Andrea Botez

9 de abril de 2022 | Por Matt Miller, Redactor

¿Qué hay que tener para hacerse famoso en Twitch? Te damos la bienvenida a Going Live, una serie en la que los creadores más populares de Twitch explican cómo fundaron sus comunidades y cultivaron un espacio donde los espectadores, los streamers y las marcas pueden conectar en tiempo real.

Alexandra y Andrea Botez tienen más de un millón de seguidores en su canal de Twitch, BotezLive.

Es un frío día de marzo en Las Vegas. Las hermanas Alexandra y Andrea Botez juegan al ajedrez contra desconocidos en Fremont Street y ofrecen 100 dólares a quien sea capaz de ganarlas. Después de tres horas y media jugando contra unos cuantos oponentes dignos, no han perdido ni una sola partida. Una multitud se concentra alrededor de la mesa. Sus admiradores se acercan para hacerse una foto con las “reinas del ajedrez”, como se las conoce popularmente; no en vano cuentan con un millón de seguidores en su canal BotezLive de Twitch. Los jugadores más inexpertos se llevan un montón de buenos consejos como premio de consolación. Los más experimentados, un buen apretón de manos. Todos han intentado retarlas sin éxito.

El presidente del Club de Ajedrez UNLV, que hasta el momento se había mantenido al margen, toma asiento para echar la partida final contra Andrea. La joven de veinte años desprende seguridad mientras charla tranquila con su hermana y los asistentes del chat, que están presenciando en directo por Twitch las jugadas de apertura. Transcurridos dos de los cinco minutos que duran estas partidas cronometradas, el adversario de Andrea empieza a presionar.

“Esto no pinta bien”, comenta Alexandra mientras observa a su hermana y agradece las nuevas suscripciones. “Esta es la partida decisiva”.

Ajena a los comentarios de su hermana, Andrea hace su jugada de apertura en el centro del tablero y le devuelve la presión su adversario, lo cual le confiere una ligera ventaja.

“Estoy tranquila, estoy muy tranquila”, comenta Andrea mientras el tiempo de su oponente se agota.

Cuando el ajedrez es un negocio familiar

Claro que Andrea está tranquila. Ganar al ajedrez frente a una multitud de espectadores no es nada nuevo para las hermanas Botez. Llevan toda la vida haciéndolo.

Alexandra, de 26 años, empezó a jugar al ajedrez a los seis.

“Mi padre me enseñó a jugar al ajedrez, y previamente había aprendido de su abuela porque el ajedrez es muy popular en Rumanía, que es de donde procede nuestra familia”, contó Alexandra durante una entrevista previa al viaje a Las Vegas. “De hecho, era algo que me encantaba hacer con mi padre”.

Alexandra acumuló algunos éxitos ya a una edad muy temprana y rápidamente se hizo evidente que lo suyo era puro talento. Andrea, que es seis años y medio más pequeña, recuerda acompañar a su padre y su hermana a competir en prestigiosos torneos, como el Campeonato Mundial de Ajedrez Juvenil y los Nacionales de Ajedrez Juvenil Canadienses. Ver a su hermana participar en estos torneos le sirvió de inspiración, por lo que Andrea empezó a jugar en serio con tan solo seis años.

Así se pasaron toda la infancia jugando al ajedrez: fines de semana largos en torneos, estudio y preparación, compaginando esta actividad con los estudios. Pero lo disfrutaban mucho. Y sobre todo disfrutaban ganando.

“Uno de mis primeros recuerdos fue la última ronda de nacionales, que quería quedar la primera. Recurrí a una estratagema para engañar a mi adversario y lo que inicialmente eran tablas me acabaron dando la victoria”, recuerda Andrea. “También recuerdo todas las veces que lloré cuando perdía, pero estar ahí es muy emocionante, ganar después de una larga partida, incluso de bien pequeña”.

Ese éxito de los primeros años trajo consigo mucha presión. Alexandra recuerda ganar campeonatos nacionales a los ocho años, momento en que su entrenadora le dijo: “Es fácil llegar a la cima; lo difícil es mantenerse”. A partir de entonces, se convirtió en el blanco de cada competición. Era imparable. Alexandra fue cinco veces campeona nacional de Canadá en la categoría femenina y ganó el U.S. Girls Nationals a los 15. En 2013, con 18 años, se hizo con el título de Maestra FIDE Femenina.

Cuando Alexandra se marchó a la universidad, Andrea empezó a jugar en Oregon, donde estaba estudiando. Mantuvo su vida como jugadora de ajedrez (ganó el Campeonato Canadiense de Ajedrez Juvenil Femenino U8 en 2010 y fue campeona de ajedrez femenino de British Columbia en 2015) al margen de su vida en el instituto.

“Yo era la única chica en el único club de ajedrez de Oregon, y todos tenían de cuarenta para arriba. Además, nadie en el instituto jugaba de forma profesional”, explica Andrea.

Aunque, históricamente, el ajedrez se ha considerado una disciplina de hombres, esta percepción ha ido cambiando en los últimos años, sobre todo tras su resurgimiento en la cultura popular y gracias al contenido de los servicios de transmisión en directo como Twitch.

“Creo que esta creciente popularidad ha ayudado a que las mujeres estemos más representadas”, asegura Andrea. “Lo más importante para mí era tener una comunidad como la mía. Antes, directamente no había chicas. Ahora, gracias a Twitch, algunas de las streamers de ajedrez más populares son chicas”.

Este ascenso al estrellato permite a las hermanas Botez elegir qué ofertas de marca son las más adecuadas para su canal.

El auge del streaming en directo sobre ajedrez

Las partidas de las hermanas Botez no son siempre tan tranquilas y relajadas como las de Fremont Street. Entre viaje y viaje a grandes ciudades de todo el mundo —desde donde transmiten sus partidas presenciales en el Botez Travel Show—, las hermanas Botez juegan online desde casa y lo transmiten por Twitch. Ahí es donde la cosa se revoluciona un poco y se aleja del cliché de que el ajedrez es un juego en el que hay que estar muy concentrado. Alexandra y Andrea gritan, sueltan chistes, se meten la una con la otra... A menudo juegan partidas Blitz en Chess.com, en las que cada jugador tiene cinco minutos en total (¡a veces solo uno!) para ganar la partida. El tiempo pasa inexorable. Pero mientras las hermanas Botez juegan, parece que las agujas se detengan. Cotillean en redes sociales, hablan de cultura pop, hacen bromas y se chinchan mientras juegan contra el 1 % de los mejores jugadores de Chess.com.

Ahora mismo, su canal es mucho más que ajedrez. Su canal ha crecido hasta incluir una gran cantidad de pasiones y pasatiempos diferentes. A veces juegan al póquer, dan clases de circo, cocinan, juegan al Jenga con sus compañeras de habitación (las hermanas Botez se acaban de mudar a Los Ángeles con dos streamers de Twitch, JustaMinx y Code Miko). También han sacado el Botez Travel Show, un espacio en el que exploran ciudades de todo el mundo —París, Londres, Oslo, Dubái— para conocer a otros jugadores, asistir a competiciones y aprender nuevas estrategias de las estrellas del ajedrez.

Cuando entró en la universidad (primero en la de Texas con una beca de ajedrez y luego en la de Stanford), Alexandra descubrió algunas verdades sobre el ajedrez profesional.

“Si no estás entre los diez mejores jugadores del mundo, es imposible vivir del ajedrez”, declara. “Prefiero aprovechar mis dotes en el ajedrez para entrar en la universidad de mis sueños, que es Stanford”.

Así pues, se concentró en sus estudios, pero siguió dedicándose al ajedrez como hobby, buscando comunidades online y creando contenido para chess.com. Tras conocer Twitch a través de unos amigos jugadores, Alexandra empezó a transmitir con regularidad en 2017.

“Me conectaba a Internet y jugaba contra personas de mi nivel a partidas Blitz rapidísimas. Luego las comentábamos, escuchábamos música y charlábamos”, explica Alexandra. “La verdad es que era un hobby para pasarlo bien”.

Al acabar la universidad, Alexandra colaboró en el lanzamiento de una start-up tecnológica antes de dejar Silicon Valley para “transmitir contenido sobre ajedrez desde el ordenador, que era algo que despertó mucho rechazo en aquel momento”, asegura. “El ajedrez pasaba por un buen momento y valía la pena aprovecharlo”.

Y fue exactamente lo que hizo. Aunque en los últimos años ya había ido ganando adeptos por Internet, el ajedrez vivió una auge increíble a principios de la pandemia en 2020.

“En ese momento nuestra media de audiencia se multiplicó por diez”, recuerda Alexandra. “Creo que fue una de las pocas veces en mi vida que lloré de alegría. Temblaba de la emoción”.

Aunque siempre se había mantenido en segundo plano durante los streamings de su hermana, Andrea pasó a copresentar el programa cuando la pandemia puso en standby su último curso de secundaria. “Tuve mucha suerte, porque Alex llevaba años en esto y yo llegué en el momento justo, solo un par de meses antes de que el ajedrez se hiciera tan popular y las cifras subieran como la espuma“, explica Andrea.

Tras posponer el primer año de universidad, Andrea se mudó a Nueva York —donde vivía Alexandra en ese momento— y ese fue el origen de su marca.

Al principio de todo, las transmisiones de BotezLive las veían unos doscientos espectadores de forma simultánea. Ahora tienen una media de cerca de 10 000 espectadores en cualquier streaming, pero han llegado a máximos de más de 30 000 usuarios simultáneos.

El ajedrez y las marcas en la era de Twitch

Ninguna de las hermanas Botez esperaba poder dedicarse al ajedrez a tiempo completo.

“Dando clases privadas de ajedrez ganaba, como máximo, 20 dólares la hora, y jamás me imaginé que saldría de ahí”, recuerda Andrea. “No nos imaginábamos que hubiera una forma de ganarse la vida con el ajedrez. Ahora hay otras chicas jóvenes, streamers de ajedrez como yo, que con diecinueve años ya se han podido comprar un piso gracias a su canal de Twitch”.

Alexandra cuenta que, en los orígenes, tenía algunos patrocinadores y miembros de su comunidad que apoyaban económicamente su carrera de creadora de contenido de ajedrez a tiempo completo. Su primera colaboración con una marca fue con la empresa de colchones Helix Sleep, con la que contactó porque no tenía cama al mudarse a Nueva York.

Aunque son más conocidas como estrellas del ajedrez, las hermanas Botez han empezado a probar con otro tipo de contenidos en su canal, como cocina, viajes, póquer, entre otros.

Trabajar con marcas les ha regalado algunos momentos mágicos durante los streamings. Por ejemplo, las hermanas participaron en un torneo de Uno en Los Ángeles, organizado por Cash App, donde coincidieron con otros streamers de Twitch en persona y pudieron jugar a varios juegos. Una de las colaboraciones favoritas de Andrea fue un streaming patrocinado por una marca de maquillaje, durante la cual las hermanas se maquillaron mutuamente.

Chess.com también ha sido un gran apoyo, puesto que dieron libertad creativa a las hermanas. “Muchas marcas tradicionales vienen con un guion y tal, pero en Twitch eso no va así; no es auténtico. Las marcas que conocen Twitch y dejan el control a sus creadores tienden a funcionar mejor”, admite Alexandra.

A medida que han ido ganando prestigio, las hermanas Botez admiten que tienen el lujo de elegir con qué marcas les apetece trabajar. “Tenemos una audiencia más amplia y la responsabilidad de ser coherentes y asegurarnos de que las marcas cumplen con su responsabilidad social, que tratan bien a sus clientes y a los otros streamers”, explica Andrea.

Ahora las hermanas Botez pueden invertir gran parte de estos patrocinios de marca en su propio canal.
Según Alexandra, los patrocinios son excelentes también para las marcas, ya que pueden lanzar campañas flexibles y adaptarlas a las necesidades de su negocio.

“[Nuestros patrocinadores], por lo general, quieren generar conciencia de marca, o buscan algo de creatividad o bien clics directos. Hay muchos aspectos que las marcas buscan mejorar”, dice Alexandra. “Las marcas siempre van a intentar crecer. Pueden hacerlo a través del marketing tradicional o bien con anuncios de TV o en redes sociales. Pero el marketing de influencers tiene mucho peso hoy en día. Lo bueno de Twitch es que la audiencia suele estar mucho más comprometida que en otros [servicios] y sus espectadores son fieles. Piensa en la cantidad de espectadores que consumen el contenido en directo. Cuando haces un patrocinio de marca en un streaming, si tienes una audiencia fiel, no van a omitir tu contenido”.

Estas iniciativas también suponen una ventaja para los espectadores, porque las hermanas Botez buscan marcas que resulten relevantes para su comunidad. Para los creadores que están empezando, Alexandra destaca la importancia de conseguir ese primer patrocinio para darse a conocer a otras marcas potenciales. Estos creadores menos conocidos también pueden ser una buena opción para las marcas porque “los microinfluencers tienen ratios de interacción muy altas, porque la ratio de interacción no escala de forma lineal“, asegura.

Las hermanas Botez explican que es importante que los nuevos creadores de Twitch consigan su primer patrocinio para demostrar su potencial a otras marcas.

Entretanto, la marca Botez sigue al alza. Ya han sacado su propia línea de tableros de ajedrez de aluminio reciclado (además, plantan un árbol por cada compra) y otros productos. Además, quieren seguir ampliando el contenido, no solo con partidas de ajedrez informales y competitivas, sino poniendo el foco en otros intereses. No obstante, los streamings de ajedrez presenciales, como el evento de Fremont Street, se han popularizado entre la comunidad ajedrecística. Las hermanas Botez están deseando encontrar otras ocasiones para celebrar partidas ajedrez en persona.

¿Quién sabe? Quizás algún día alguien las gane y consiga llevarse esos 100 dólares.

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